Otra cicloturista más en el mes de Noviembre. Esta vez en El Coronil. Esta es la crónica:
Con una participación de socios muniguenses mayor que en la anterior cicloturista, partimos desde Las Minas a las 07:00 de la mañana rumbo al Bar Madrid en Quineba de Montequinto.
En él nos reunimos con los compañeros El Abuelo y M.A. Correcaminos y los Parientes Ferre para pegarnos un buen desayuno y coger fuerzas para el evento.
Llegados a El Coronil y ya en el Parque de El Barranco, comenzamos a recoger los dorsales de la prueba y le dimos un fuerte abrazo a nuestro colega "El informático" del Club El Piñonazo, organizadores de la marcha. Sobre las 09:45 horas y con algo de frío en el cuerpo, comenzamos la marcha realizando una pequeña visita por las calles de El Coronil y despertando a los menos madrugadores. Por la Calle del Bosque abandonamos la localidad a un ritmo relajado y con los compañeros del Piñonazo regulando el ritmo.
A unos 4 kms aproximadamente, dejamos la carretera asfaltada para introducirnos por un carril de tierra con algunos pequeños bancos de arena. Circulamos entre olivos hasta tomar un giro a la izquierda que nos llevaría al punto donde tuvimos que cruzar la carretera A-361 (Montellano-Morón).
Cruzada esta carretera continuamos por una pista de tierra de mayores dimensiones, pasando por la Hacienda Las Lumbreras y Cortijo Galindo. Poco a poco íbamos divisando la Sierra de Montellano coronada por el Castillo de Cote.
A pocos metros, volvimos a girar a la derecha y pasamos junto a un maravilloso chaparro, lugar de avituallamiento de anteriores cicloturistas. A partir de aquí y pasada la Hacienda El Gato, comenzamos una subida progresiva hasta llegar a una Cantera de Piedra a los pies del Castillo de Cote.
En este punto realizamos un reagrupamiento de los participantes. Un poco de agua, y a continuar pedaleando por la zona de mayor dureza. Ibamos bordeando poco a poco la Sierra de Montellano por la vertiente Sur, donde contemplamos unas vistas impresionantes.
Pasado el Rancho de Santa Isabel, acabamos con los últimos repechos, para llegar a la Fuente de Las Cañerías. Allí nos reagrupamos de nuevo para iniciar el tramo de mayor riesgo: Una supermegaacojonante bajada de unos 03 kms y en la que los compis Piñonazo, con muy buen criterio, nos hicieron bajar en grupos para evitar caidas y accidentes.
Todavía con los temblores del traqueteo y con el sustillo en el cuerpo, aparecimos casi sin darnos cuenta, bajo el Chaparro de la Corregidora. Este espectacular chaparro hizo de puesto de avituallamiento. Otro año más pudimos degustar los famosos barquitos que hicieron las delicias de los más golosos.
Recobradas las fuerzas, continuamos por otro camino que nos llevaría hasta las proximidades de la Hacienda de Las Lumbreras, volviendo así por el mismo lugar que al inicio.
Al llegar al Parque El Barranco nos estaban esperando unas más que generosas viandas formadas por morcilla de hígado, picadillo, chorizo y guiso de papas con carne. Eso sí, todo ello descolesterado, je, je.
Buena ruta con una organización excelente y a la que seguro volveremos el año que viene.
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